Ons, a illa do tesouro

Robert Louis Stevenson escribiu que aquela illa gardaba un tesouro, e aquel neno non parou até dar con el.

Moitos nenos como aquel de Stevenson deron co tesouro da illa de Ons, desde Álvaro de las Casas a Staffan Mörling, e o tesouro daba que atopar: non estaba soterrado, nin agachado nunha adega, nin custodiado nunha fortificación. De feito o tesouro de Ons nin siquera se trataba dunha morea de xoias e moedas descansando dentro dun baúl medio enferruxado. Iso si, para atopalo era preciso ser un pouco neno, deixarse emocionar, sintonizar coa emisión das súas ondas.

2/13/2021

Helena y la varita-lápiz

Traballo previo: pedir a cada un dos asistentes que, individualmente ou en grupo, pensen nalgún conto clásico infantil e que expliquen cal é o papel da muller en leste.
Lectura: "Helena y la  varita lapis"
Coloquio: comentar sobre o papel da muller nos contos tradicionais e, actualmente, nos videoxogos e as cancións de  reguetón (buscar algunha canción).
Traballo final:  DECONSTRUIR HISTORIAS: Cada participante, individual ou  grupalmente, busca algunha historia tradicional para posteriormente reescribila, dando dignidade á figura feminina. Tamén se pode facer a través dun cómic, canción ou o  guion dun videoxogo.

 


 HELENA Y LA VARITA-LÁPIZ 

En un lugar muy lejano y desconocido para nosotros, donde siempre era primavera y los niños jugaban en la calle con una varita mágica cambiando el aspecto físico de las cosas, vivía una sonriente y guapísima niña que se llamaba Helena.

Ella también poseía su varita mágica, pero a diferencia de los demás niños la utilizaba, no para cambiar el aspecto físico de las cosas, sino para cambiar, podríamos decir, su historia. Me explico: Helena había descubierto que le gustaba inventar historias y, en un país en que no era costumbre escribir y contar leyendas, a ella le apetecía, no se sabe por qué extraña razón, escribir y escribir sin parar. Con la varita había encontrado miles de libros infantiles que todos conocemos y había podido llegar a ver cosas del futuro que en su país ignoraban y jugaba a mezclar tiempos y mundos diferentes. Su mayor sorpresa fue cuando descubrió un libro que contaba la Batalla de Troya y conoció el significado de su nombre y la capacidad de los hombres para inventar artilugios que pudieran cambiar el destino.

Y comenzó a escribir como habían escrito todos esos autores que ella leía. Para esto, en un país en que no había muchos lápices ni papel, porque nadie los necesitaba, ella había hecho que el palo de su propia varita se convirtiera en un lápiz afilado que nunca se gastaba y que una de las cortinas de su casa, cuando ella lo necesitaba, se transformara en una especie de cuaderno que se enrollaba y desenrollaba y sobre el que ella escribía.

A veces sus amigos no entendían por qué no salía con ellos continuamente a jugar, a convertir a los sapos en pájaros o a las flores en grandes árboles para que reconocieran la primera luz del sol. La verdad es que les resultaba extraño entender que Helena prefiriera quedarse en la sombra de su habitación, ¿qué podía hacer allí?

Pero Helena había encontrado su mejor entretenimiento en leer cuentos y cambiarlos a su antojo con todos los conocimientos del futuro que ella había aprendido. Así consiguió que la madrastra de Blanca Nieves recibiera un regalo endemoniado: un espejo con 10 aumentos que le mostró todas las mentiras que su “espejo, espejito mágico” le había contado. Sí, un día se asomó a ese extraño espejo y vio todas sus arrugas y el reflejo en sus ojos de todo el daño que había causado a su reino y a su familia y vivió martirizada para siempre. En esa misma historia, Blanca Nieves, que todos sabemos que vivía con los Siete Enanitos, había sumado a su equipo de pequeños seres a uno más, un robot llamado R2D2 cuyo tamaño no era mayor que el de sus amigos Enanos pero que permitía que Blanca Nieves estuviera en continua comunicación con su padre a través de unas imágenes (hologramas) que R2D2 proyectaba y que los dos (padre e hija) decidieran que el mejor sitio para crecer fuera esa cabaña con sus amiguitos. Allí Blanca Nieves, se dedicaba a estudiar leyes, humanidades, psicología, justicia social, historia… para ser, en el futuro, una Reina ecuánime, sin necesidad de pensar en que un Príncipe pudiera salvarla porque ella se había salvado solita. Tenía toda la información del mundo a su alcance, ya que entre el robot, los enanitos y ella habían construido un ordenador para acceder a ella. Ellos eran los que habían mandado el espejo a la malvada bruja y sabían que el Rey, después de que la bruja se hubiera mirado, estaba más tranquilo y conocía todo lo sucedido antes y después de que la bruja se empezara a marchitar. Además, Blanca Nieves había encontrado, durante tantas horas de investigación, a otros personajes de cuentos infantiles que, como ella, podían cambiar su vida: Cenicienta, Hansel y Gretel, Caperucita,… y entre todos, habían creado La Liga de Héroes de Cuentos Infantiles para cambiar sus historias y las de otros personajes de narraciones que no eran felices. Hansel y Gretel nunca llegaron a la casa de la bruja porque señalaron el camino con coordenadas GPS de un teléfono móvil que les construyó Blanca Nieves antes de que salieran de su casa. La bruja que pensaba comérselos se aburrió tanto de esperarlos que salió volando en su escoba y nunca más se supo de ella.